6/04/2017

LA PUERTA DE SHANGRI-LA

Lo "natural" no es siempre "saludable": el uranio, el plomo, el mercurio, la cicuta, la belladona y el estramonio lo son, pero no es recomendable utilizar ninguno de ellos en cosmética.

Nunca es seguro que un vegetal esté libre de pesticidas, aditivos perjudiciales, etc. Para estar plenamente seguros debemos cultivarlo nosotros mismos.

El uso de productos "saludables" no nos hace vivir más.

Su "aura", producto de elaboradas guerras político-comerciales, no debe cegarnos: el aceite de oliva no debe nunca desbancar las mantecas animales como ingrediente básico en la elaboración de jabón.

No por proceder de la industria química es peor la sosa cáustica elaborada por electrólisis que la obtenida de ceniza de plantas marinas.

En la elaboración de jabón tradicional se utilizaban los ingredientes que había a mano. Así encontramos que en el Magreb hay muchos jabones de aceite de oliva, aceite de laurel, ceniza de salicornia... Pero pocos, o ninguno, de manteca de cerdo. En Galicia, por el contrario, el jabón tradicional se hace exclusivamente con manteca de cerdo. Y en El Salvador, cuando la grasa de cerdo escasea, usan aceite de almendras.

La pretendida antigüedad de la elaboración de productos no es garantía de nada.

Suelen confundirse el uso tópico con el uso alimentario, pero los jabones no son para comer, ni para beber: el jabón sirve para eliminar la suciedad y el mal olor de la superficie de la piel, y en todo caso puede tener ciento poder antiséptico.

En general, el jabón es jabón, y no la puerta de Shangri-La.

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